ELOGIO A LA PALABRA...

Escribir es el acto más sublime de la inteligencia humana, pero no siempre los grandes hombres de la historia pudieron plasmar sus ideas en las paginas fervorosas de los libros o de la poesía; pero aquellos que lo lograron, alcanzaron un premio que incluso el mayor de los sabios añorara sin descanso, “la inmortalidad de la palabra”. Esa inmortalidad que traspasa la memoria de los seres queridos para depositarse en las mentes de los hombres y mujeres desconocidos, pero que al leer aquellas obras recrean espacios, lugares y mundos imaginados, descritos y los hacen tan reales que hacen parte no solo de nuestra historia sino de la vida misma del hombre.

Pero el escribir no puede ser un acto solitario, está ligado a su inseparable amiga la lectura, compañera bohemia de quienes han fabricado en sus noches una almohada de libros, que destilan el más caro perfume que hombre alguno puede aspirar, el del conocimiento, el perfume que nos permite volar por los universos del hombre, comprender su esencia, su intimidad y su ensimismamiento, para traerlo de nuevo a nuestras vidas, recrearlo y revivirlo en cada pagina leída.

La lectura nos permite ser, y alejarnos del simplemente hacer, esa es la diferencia que nos separa del mundo natural; pero hoy esa esencia parece perdida entre el horizonte del hombre de este siglo, apretujado por los medios, individualizado y reducido a una efímera existencia material, pero sin la riqueza de su mente, pobre hombre sujeto a las pasiones momentáneas, sin el disfrute de inmortalizar sus ideas y sus pensamientos.

Como en la otrora metáfora de la caverna donde Platón, nos habla de la imposibilidad del hombre por salir de su propia ignorancia, esperamos a que otros hagan por nosotros, nos cuenten las noticias del mundo exterior, sin permitirnos ver la luz por nuestros propios ojos. Así sucede con la palabra, la hemos alejado que tan solo vemos sombras proyectadas por luces emitidas por los demás, pero sin poder emitir la propia, la que nos permita ser en vez de hacer.

La próxima semana nuestro Colegio celebra el día del Idioma, pero más que el idioma, dará un tributo a la palabra, a la palabra escrita y hablada, la palabra emitida por el teatro en la historia y sus grandes representantes; una oportunidad para que nuestros estudiantes pueden ser en vez de hacer, para que emitan sus palabras y sus pensamientos, por medio de una serie de actividades transversales que permitan conmemorar la Palabra, y elevarla al sitio que le corresponde. Bienvenidos a la Segunda semana literario, artístico, histórica y celebración del día del Idioma sebastiano 2011.

Libardo R. C