El
sol sofocante de esa hora, no fue impedimento para que los jugadores de
ambos bandos dieran inicio a la finalísima del torneo Interclases
sebastianas 2011.
En
medio de aplausos y vivas que en las tribunas ardorosamente seguidores
de ambos equipos manifestaban como muestra de un espíritu de lucha y de
combatividad, que no tenía nada que envidiarle ni al mismísimo Camp Nou, daba muestra que la fiesta de la final había comenzado.
Con
un juego veloz y efectivo los jugadores del grado Noveno, tomaron la
delantera aprovechándose de la lentitud y falta de dinamismo con la que
ingreso al terreno los jugadores de octavo B, que se vieron sorprendidos
por la agresividad y dinamismo de los chicos de noveno, que se
adelantaron en el marcador una y otra vez.
Pero
como suele suceder en el argot del futbol “no hay ciencias, ni teorías,
ni mucho menos una historia definida”, a medida que pasaban los minutos
el equipo de octavo se fue posicionando en el terreno de juego y
prontamente empezó a descontar.
Los
minutos pasaban, uñas eran salvajemente devoradas, abrazos iban y
venían y uno que otro espectador cerraba los ojos cada vez que la pelota
rosaba el travesaño o se estrellaba estrepitosamente en un poste. Pero
noveno se fortalecía a medida que el tiempo en el cronometro marcaba el
paso hacia el pitazo final.
En
el entretiempo, el entrenador Profe David D avila, avezado conocedor de
las gestas futbolísticas seguidor del poderoso “junior tu papa”, con
una sabia charla, ajusto líneas y propuso el cambio esperado por todos
los seguidores de Octavo B, el hábil atacante Juan Diego Pico, que muy
escurridizo se metió entre las líneas defensivas de Noveno y fue el
artífice del anhelado gol del empate, faltando solo pocos segundos, para
eclosionar la tribuna en un cantico, que al unisonó estrepito los
cimientos del coliseo improvisado del sagrado templo futbolístico del
colegio, en la hora del descanso “nuestra cancha central”.
Posteriormente
vinieron los penaltis, la fatal definición como sabiamente apoda el
dignísimo comentarista Fernando Miembro en Fox Sport, o la lotería de
los penaltis, donde ya no queda muestra futbolística sino se apela a la
cabeza fría, a la suerte del arquero, y en donde pocas veces estos
cancerberos salen en hombros, así como lo hizo Higuita en los años
gloriosos del Atlético Nacional por allá en la final de la libertadores
en 1989.
Pero
lo inverosímil sucedió y Noveno boto el penal, y 8B, fue efectivo en
cada uno de los lanzamientos, y finalmente ante el cobro magistral de
Garavito, sello su triunfo y en un abraso festivo digno de los
antiquísimos titanes, cerro el capítulo de las Interclases y pasara a la
historia Sebastiana y a la memoria de quienes los vimos como los héroes
de la final más esperada y soñada. Al final y luego del pitazo del
Profe Carlos Eduardo, ambos bandos se abrasaron y se confundieron sin
reparos, sin violencia, como muestra de cariño y afectividad, lo dieron
todo en el terreno, y en las tribunas, no hubo insultos, ni reclamos
solo risas y alegrías, gano Octavo B, gano Noveno, gano la paz.
Este es un ejemplo Digno de respeto y juego limpio. Felicitamos a los chicos de Octavo B, y a los chicos de Noveno.
Y colorín colorado esta crónica a terminado.
Herodotodiano.