LOS PRIMEROS TRAZOS


Aproximadamente entre los 12 y los 18 meses de edad, niños y niñas empiezan a mos­trar ciertas habilidades artísticas que influirán de manera importante en su desarrollo futuro. A esta edad, los pe­queños miran con interés todo tipo de lápices, crayones, marcadores, etc., y muy seguramente intentarán probar­los en cualquier lugar, sea pared, sofá, muebles, documentos importantes, entre otros.

A medida que crecen, este interés aumenta y para el momento en que ingresan a la institución educativa, por primera vez, ya los infantes reco­nocen las posibilidades de creación que guardan los colores y el papel. Por esta razón es vital contar con útiles y elementos adecuados para el correc­to desarrollo de las habilidades de los más pequeños, de manera que en lugar de ser un aspecto prohibido -muchos padres reprimen la experimentación con estos objetos por miedo a que se arruinen las paredes o elementos valiosos del hogar- sea un espacio de estimulación y desarrollo. Basta con comprar objetos adecuados como lá­pices gruesos, marcadores lavables y, por supuesto, un buen cuaderno.

El garabateo

A pesar de que por un tiempo estu­vo subestimada y no se le prestaba la atención necesaria, la etapa del gara­bateo, cuando niños y niñas empiezan a tratar de plasmar su creatividad a través de sus manos, es primordial pues, además de ser un vehículo para que empiecen a expresar gráficamen­te lo que sienten y fomentar su auto­nomía, es el paso previo a adquirir la habilidad de escribir.

El garabateo es una etapa hermosa, que cuenta con diversas fases, entre ellas el garabateo controlado (descu­bre la relación entre el movimiento de la mano y los trazos que realiza) y el garabateo con nombre (cuando em­piezan a darle nombre a sus dibujos y aparece el simbolismo). Estas fases abren paso a la etapa de monigote y hombre célula, cuando los pequeños empiezan a esbozar la figura humana, para de allí la entrar a desarrollar las habilidades gráficas plenamente.

En todos estos momentos es esen­cial que el docente acompañe el proceso armado de paciencia y apoyado con los útiles necesarios. Hoy en día existen elementos diseñados espe­cialmente para estas edades -etapa de preescolar y básica primaria - específicamente -, entre ellos lápices adecuados para las manos de los pe­queños, crayones de forma triangular que facilitan el agarre y cuadernos con márgenes definidas y espaciados amplios, preferiblemente con puntos guía, para que, además de expresar, los niños puedan aprender a respetar los límites, lograr trazos más claros y precisos y, en general, aprender a lle­var sus cuadernos de forma más or­ganizada.

En esta etapa, el manejo de espa­cios generosos es el adecuado. Los ren­glones deben ser amplios (al menos 10 mm o más), las márgenes claras para ayudar a mantener la concentración del estudiante, utilizando diseños y colores adecuados, como sombreados y líneas azules (este color ayuda a la concentración).

Además, en lo posible, los cuader­nos deben ser atractivos e invitar al pequeño a su manejo. Una portada con colores llamativos, ilustraciones apropiadas y un diseño que invite al juego logrará que los niños se inte­resen más fácilmente por este útil y deseen sentarse a trabajar en él.

Así mismo, el cuaderno debe ser atractivo para los padres. La resisten­cia es un factor esencial en el buen uso del cuaderno. Los grapados ó ar­gollados no son apropiados para los niños de estas edades. Los cuadernos para los primeros trazos deben ser cocidos, de alta resistencia, con cará­tulas resistentes a la humedad y a los accidentes - como cuando se derrama el agua o algún jugo -. Adicionalmente, se aconseja que sea posible identificar a quién per­tenece el cuaderno en la portada. De esta forma los maestros ahorran una cantidad de tiempo considerable al entregar los útiles o revisar las acti­vidades.

Por otro lado, en vista de que en estas etapas es tan importante lo­grar una conexión gráfica con los pri­meros símbolos, es decir con letras y palabras, los cuadernos deben estar diseñados de manera que sea posible agregar imágenes guía. Si el diseño del cuaderno cuenta con un espacio para la imagen y enseguida para los trazos de los pequeños, esto permitirá que los estudiantes realicen inmediata­mente la conexión entre lo que escri­ben y lo que ven en su cuaderno.

Cuando es momento de aprender las letras y reconocer palabras, los cuadernos doble línea son de gran ayuda. Los estudiantes logran mayor control sobre sus trazos y se empieza a desarrollar la motricidad fina.

De esta forma, los docentes hoy en día cuentan con aliados valiosos, que no sólo ayudan en el proceso de aprendizaje y desarrollo de los es­tudiantes de estas edades, sino que también facilitan su labor, ahorrándo­les tiempo y logrando mejores resul­tados con los estudiantes en menor tiempo. Para avanzar en la educación de estas y las próximas generaciones, los docentes deben permanecer ac­tualizados en pedagogía y métodos de enseñanza, sino en todos los avances que la industria y la tecnología han traído al campo educativo.